Solenopsis

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La Solenopsis Invicta es una peligrosa variedad de hormiga "roja" o "de fuego. Está muy bien organizada y es peligrosísima. Recibió el apellido de Invicta porque era prácticamente invencible. ¿Era?

Bueno, si alguna vez te pusiste a observar una colonia de hormigas, seguramente te asombraste de su sabiduría y entendimiento. Las hormigas, sin importar de qué especie sean, son insectos increíbles. No razonan como los seres humanos, aún así despliegan una eficiencia instintiva incomparable. ¿Cómo es posible?

Los científicos no han descubierto cómo es posible. Simplemente lo llaman instinto y se apoyan en una supuesta teoría evolutiva, pero no pueden explicar sus causas, el por qué ni el mecanismo de dicho instinto. Lo único que sabemos es que, al igual que el huevo y la gallina, existen y son altamente eficientes.

Pero como todos los seres vivos que medran en este planeta, tienen sus limitaciones. Las hormigas, así como todos los animales, forman parte de un sistema ecológico que responde a leyes naturales que todos obedecen debido al mencionado instinto. Por eso armonizan y sincronizan perfectamente con el ecosistema de las tierras de las que son nativas. Claro, todos según su variedad.

Por desgracia, como sabemos, en vez de sincronizar y armonizar con el ecosistema, la humanidad ha estado trastornándolo y depredándolo de toda manera posible durante varios siglos.

Paulatinamente, la población de la Solenopsis ha invadido involuntariamente diferentes partes del mundo debido a que se la extrajo de su hábitat y se la transportó inadvertidamente convirtiéndose en una amenaza.

En la década de 1930, buques mercantes procedentes de Brasil atracaron en Estados Unidos y descargaron mercancía infestada con Solenopsis Invicta, que se extendió rápidamente. Algo parecido ocurrió en Australia, México y Europa.

Una Solenopsis es pequeña. Mide solo entre 3 y 10 milímetros ¡pero se reproduce por millones cada 24 horas! Una sola reina madura puede poner 1500 huevos diarios. Y hay reinas en todas partes.

¿Es realmente una amenaza?

Bueno, la Solenopsis nunca quiso ni tuvo que convertirse en una amenaza. Siempre contribuyó al ecosistema. A medida que los entomólogos las estudiaron, aumentaron las razones científicas para afirmar que son esenciales para el ciclo de la vida en la tierra.

Por ilustrarlo, la energía electromagnética no es una amenaza, pero su mal uso puede generar hipersensibilidad electromagnética en los seres humanos y hacerles la vida insufrible. La sal, los carbohidratos, los azúcares, las grasas, los lácteos y el agua son excelentes, pero su consumo excesivo y descontrolado podría dañar nuestra salud. 

Los insectos sólo se descontrolado cuando el ser humano trastorna el ecosistema. Las hormigas son vitales, pero si se las saca de su hábitat o se las reprime de maneras inapropiadas, se podría crear un serio problema, y, lamentablemente, eso ha sucedido en muchas partes.

La Solenopsis Invicta es muy fuerte y muy organizada. Se divide en grupos y realiza tareas específicas de maneras altamente eficientes. Parecen diminutos robots vivientes, preprogramados para no perder el tiempo.

Cultivan su propio alimento, trabajan muy rápido y en equipo, y aunque se movilizan por millones, no causan congestiones ni accidentes de tránsito. No necesitan semáforos. Obedecen a su reloj biológico. Descansan lo necesario. Se cuidan unas a otras y defienden sus hormigueros hasta la muerte.

Y lo más interesante es que no tienen un líder. No necesitan un líder ni un director de orquesta ni supervisor, jefe, gerente o comandante que les diga lo que tienen que hacer. Nadie las contrata ni les pide un currículo para calificarlos de competentes. ¡Nacen competentes! 

No estudian en la universidad para cualificarse. No tienen que buscar trabajo ni tampoco cobrar un sueldo. No tienen que firmar documentos. No necesitan un contrato de trabajo ni de seguro de vida. No necesitan abogados ni médicos ni contadores. No pagan impuestos. No necesitan distanciamiento social, vacunarse, usar mascarillas ni lavarse las patitas a cada rato.

Su eficiencia está escrita en su ADN. Y ahora ¿qué preguntaremos? ¿Qué vino primero, la hormiga o su ADN? Cada una se ubica en su posición y procede puntualmente con su labor manteniéndose alerta durante toda su vida sin exigir vacaciones ni hacer huelga. Son celosas defensoras de sus hormigueros. 

¿Cómo es posible que sean tan eficientes si no tienen un organismo político que las controle? ¿No suena increíble? ¿Qué nos falta para ser tan competentes como ellas? Son insectos muy fuertes y organizados. Por eso la variedad Solenopsis Invicta, se la considera 'invencible'. 

Pero hay una mosquita aún más interesante, sobre todo por su tamaño y por su forma de perpetuar su especie. Es una mosquita que mide poco más de 1 mm, casi tres veces más pequeña que una Solenopsis

¿Su nombre? Pseudacteon Curvatus. Es chiquita en comparación. Sin embargo, es su depredadora, y tiene una estrategia y estratagema espeluznante.

Esta mosquita tiene una especie de espolón en la parte posterior de su cuerpo, un ovipositor [depositador de huevos]. Basta un pequeño descuido de la hormiga. Vuela y, en un instante, se sitúa estratégicamente sobre su espalda, clavándole certeramente el ovipositor en la articulación del hombro y le inyecta un huevo.

Pseudacteon curvatus

Desde ese momento, la Solenopsis Invicta no puede hacer nada por librarse. En ese instante deja de ser tan invicta como creía. Porque el huevo de la mosca comienza a crecer en su interior y poco a poco se convierte en una larva. Avanza lentamente por dentro de la Solenopsis, de camino a su cerebro, comiéndose a la hormiga por dentro. Al llegar a su cerebro, asume el control total de la hormiga, convirtiéndola en zombie, y devora su cerebro.

Finalmente, completada su metamorfosis, la decapita y emerge como una nueva y triunfante recién nacida mosca de la variedad Pseudacteon Curvatus. 

El esqueleto de la otrora invicta yace inerte. ¡Qué Caballo de Troya, Talón de Aquiles ni estrategias de Alejandro Magno o Genghis Khan!

Aparte de otras lecciones, esto ilustra que no importa cuán grande, fuerte e invencible te creas (como una Solenopsis Invicta), debes mantenerte alerta, reforzando las columnas de tu capacitación asegurándote de estar firme en una convicción apuntalada por la verdad, no por la agnotología.

Aunque seas fuerte, altamente eficiente y te hayas ganado una reputación como miembro de una gran organización, ¿acaso no podrías envanecerte y descuidarte? Hay una mosquita que parece insignificante rondando por ahí. ¿No podría el orgullo invadir tu mente y corazón como la picadura de una Pseudacteon Curvatus y terminar decapitando tu jactancia y todo lo que conseguiste?

La Pseudacteon es pequeña, rápida, astuta, sigilosa y eficiente en su estrategia como para clavarle un huevo en la espalda a la Solenopsis, y no se deja intimidar por su enorme tamaño. Su larva hará el resto del trabajo por dentro de la hormiga y terminará comiéndose su cerebro, decapitándola.

De hecho, en las zonas de la tierra en que la Solenopsis Invicta invadió territorios de modo descontrolado, al final no pudo vencer a la eficiente Pseudacteon Curvatus, que avanza de manera estrictamente natural y ecológica. ¡Todas sus víctimas terminan sin cabeza!

No subestimar al enemigo

El caso de estos dos insectos sirve para ilustrar la importancia de nunca subestimar al enemigo. Nadie debe considerarse inmune, impune, superior ni, mucho menos, invencible. Cada día es una batalla ganada o perdida.

En el mundo medran quienes sacan partido de la ignorancia, la desinformación y la duda.

Aunque la hormiga de fuego, Solenopsis Invicta, es increíblemente eficiente y fuerte y tiene fama de ser muy territorial, invasiva e invencible, la diminuta y aparentemente inofensiva mosquita Pseudacteon Curvatus termina con ella.

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