Ten cuidado con el sentido común. Es parte de mi deber advertirte que, en oratoria, no debes dar por sentado que tus oyentes o lectores tienen un concepto uniforme de lo que significa o representa el "sentido común".
La realidad es como es. Pero las personas la percibimos de diferentes maneras. No pocas veces eso genera conflicto en las relaciones humanas. Si queremos llevarnos mejor con los demas, tenemos que esforzarnos por entender este asunto y adecuarnos de manera que promovamos la paz, no un enfrentamiento, la cooperación, no la competencia.
Si quieres saber lo que se entiende como "sentido común, primero busca el significado en un diccionario académico, luego en uno etimológico, y edifica tu concepto a partir de allí. Entonces podrás sopesar lo que ven tus ojos y oyen tus oídos cuando alguien pretenda explicártelo, como en este caso.
SENTIDO. El diccionario de la Real Academia ofrece muchas variantes, abstractas y concretas, para esta expresión. Se refiere tanto a sensaciones y sentimientos como al entendimiento o manera de comprender las cosas, pero también a la dirección u orientación de un camino, senda o idea.
COMÚN. Es algo que compartimos todos, ya se trate de pensamientos, emociones o cosas. Lo que es común no es de uno solamente, sino de la comunidad.
Pero para explicarlo mejor no hay nada como crear en nuestra mente una imagen que ilustre de alguna forma lo que queremos decir. Un orador debe ser proactivo y procurar ponerse en el lugar de sus oyentes a fin de mostrar una interpretación que sea adaptable al modo como sus oyentes perciben la realidad.
Por eso, aparte de usar los diccionarios, también puedes buscar "sentido común" en Google, pero, en vez de buscar en el link 'Todo', busca arriba, en el link 'Imágenes'. No todas darán en el clavo, pero por lo menos muchas te ayudarán a concretar o visualizar el concepto.
¿Puede una imagen definir un término o significado? Quizás no tan explícitamente como con palabras, pero a veces mejor que con palabras.
No daré vueltas y vueltas en círculos. Sencillamente diré que, si el sentido indica una dirección u orientación del pensamiento, y aquello que es común indica que nos corresponde o pertenece a todos, entonces el sentido común es la manera de pensar de todos, ya sea en una familia, condominio, comunidad, club, pueblo, sector, partido, religion, negocio, universidad, batallón, gobierno, etc.
Pero cuando hablamos de "una manera de pensar", ¿podríamos decir con toda certeza que todos pensamos igual, o siquiera que pensamos en armonía? La mayoría respondería: "No". Y es cierto. Cada uno cree que tiene su propio criterio, su propia conciencia, su propia percepción y su propio libre albedrío. La verdad es que no todos pensamos igual, porque no todos percibimos la realidad del mismo modo. Unos juzgan sobre una base real, otros, con base en un prejuicio, y aún otros con base en una ilusión o razonamiento incompleto o equivocado.q
Entonces, ¿por qué se congregan de repente 3000 personas en las calles de una ciudad para protestar al unísono contra lo que consideran un atropello o abuso, o para festejar cierto triunfo o aniversario, o para llevar en hombros a alguien? ¿Acaso no es porque, en cierto modo, tienen ideas, emociones, sentimientos, sensaciones, objetivos, deseos y necesidades en común? ¡Por supuesto! Hay muchos puntos en que se puede concordar.
Esa misma expresión "¡Por supuesto!" indica que "lo damos por sentado", que coincidimos y armonizamos con lo que se acaba de expresar. Es lo mismo que decir "se supone", "estamos de acuerdo", "opinamos igual", "efectivamente", "sin duda", o "¡claro!".
Aunque es verdad que cada uno tiene sus propios pensamientos, rasgos y sentimientos distintivos, también es innegable que tenemos pensamientos, rasgos y sentimientos distintivos como familia, comunidad, pueblo o país.
De modo que el "sentido común" trasciende lo que pensamos u opinamos personalmente. Hasta cierto grado podemos afirmar que "pensamos y sentimos lo mismo". Una comida deliciosa le puede parecer muy desagradable a un forastero. Por eso no daremos por sentado que todos estamos unidos en un solo pensamiento y sentimiento.
Si un conductor imprudente se atraviesa en nuestro camino haciendo una maniobra temeraria, quizás exclamemos: "¡Esa persona no tiene sentido común!". Pero probablemente sí... con los de su especie. Tiene sentido común, pero con otro grupo humano.
Significa que el sentido común de un grupo se puede estrellar frontalmente con el sentido común de otro grupo. Aunque se diga que el sentido común es la conciencia inherente del ser humano, tendríamos que ir a lo profundo de la selva, de las montañas o del ártico para corroborarlo, y aún así hallaríamos grandes diferencias.
El sentido común de un extremista quizás no sea el mismo que el sentido común de un extremista de ideología diferente. Y hay extremistas que son más extremistas que aquellos a quienes califican de irse a los extremos. Y lo mismo diremos acerca de la tolerancia. La historia registra que muchos nazis que fueron convictos por crímenes de lesa humanidad se justificaron diciendo que solo obedecieron órdenes y que no se diferenciaron de sus correligionarios. En otras palabras, todo fue producto del sentido común.
De modo que por sentido común también se mata, se atropellan los derechos humanos y se depreda el ecosistema, y no hay nada que los convenza de lo contrario. Poniendo todo en perspectiva, proceder con sentido común no significa lo que uno entiende por sentido común ni garantiza que se esté obrando rectamente. En otras palabras, no significa que todo el universo concuerde con uno.
Cuando he preguntado: "Si utilizo una regla torcida para medir algo o dibujar una línea, ¿conseguiré un resultado confiable?", muchos me han respondido que no, pocos han contestado: "Depende", y casi nadie ha dicho que sí. ¿Tú qué hubieras dicho?
Hasta el tiempo de redactar este artículo todavía era materia de un interminable debate filosófico en los foros mundiales el significado de "libre albedrío". De hecho, hay quienes opinan que la propaganda y la publicidad capturan [o secuestran] el libre albedrío de la gente, al grado de que se pierde. Como si fuera, lo pone bajo las influencias subliminales generadas por los medios de comunicación.
Una "Mente Maestra" es una organización compuesta de dos o más personas que se esfuerzan voluntariamente por lograr armonía de criterio y unanimidad en sus decisiones, teniendo en mira objetivos en común. Los procedimientos podrán variar, pero el objetivo se mantiene hasta su consecución. Y si en el camino deben reajustar algún detalle o cambiar alguna decisión, siempre procuran comprender el por qué del cambio, se adaptan, cooperan, armonizan y llegan a un acuerdo unánime. No es sinónimo de Líder ni de Brainstorming.
De modo que, aunque es factible lograr un sentido u orientación común, se requiere esfuerzo y buena voluntad. No es siempre posible que los oyentes vayan a una conferencia armonizando cooperativamente entre sí para coincidir en todo con el orador. Es normal que cada uno traiga una personalidad diferente.
Por tanto, el criterio que tiene un oyente individual, el sentido común que tiene el auditorio en conjunto, la idiosincrasia de un pueblo y la influencia de los medios de comunicación, inciden directa o indirectamente en el efecto general de un discurso. No es tan simple predecir que uno dará en el blanco. Entonces, ¿cómo inclinar la balanza en favor del objetivo? De eso trata este blog.
¿Qué es lo primero que hace un médico, entre otras cosas, para comenzar a tratar a un paciente? Le toma el pulso, mira sus pupilas y otros signos vitales. Y ¿cuál es el objetivo de todos en un centro de emergencias médicas? ¡Mantener con vida al paciente!
Igualmente ocurre con la oratoria. Aunque tenemos que presentar un discurso o conferencia sobre un tema específico, tenemos en cuenta la idiosincrasia del grupo, y la tenemos muy en cuenta en nuestra investigación y preparación. Pero también nos damos un margen para la individualidad y a las excepciones a fin de adecuarnos al suceso imprevisto y a la improvisación. Seria aburrido que nos expresáramos igual.
Es arriesgado suponer que uno conoce a fondo a su auditorio. En cierto sentido puede intuirlo, pero en otro, es mejor tener en cuenta que a título individual son unos perfectos desconocidos. Nadie puede asegurar que conoce a fondo a otra persona, por más que vayan juntos a todas partes. Son raros los casos de una armonía plena.
Procuramos un terreno común al preparar una conferencia, pero no nos conviene pasar por alto que el sentido común no es tan común como suponemos. Solo podemos palpar los bordes de dicho conocimiento.
"La mayoría" siempre está fragmentada en proporción a sus individuos. "La minoría" también. En oratoria no podemos dejar nada al azar. Todo puede suceder. Pero si procuramos pensar con sentido común [en el mejor sentido de la palabra], haremos un buen papel y nuestros oyentes quedarán razonablemente satisfechos, si no totalmente persuadidos.
Después de todo y hasta cierto grado, vemos que el sentido común existe. Por eso, en oratoria tienes que reflexionar proactivamente en lo que tus oyentes pensarían, cómo reaccionarían emocionalmente, qué podrían decir o cómo podrían responder. Entonces podrías sorprenderlos con un buen ejemplo, una ilustración o interrogante, y adecuarte a las circunstancias. Si tienes en cuenta esto, siempre dirás cosas interesantes y evitarás decir algo que los ponga en tu contra. Querrán ser tus amigos.
Si no dices cosas que enciendan la pantalla de la imaginación y los motores de la emoción, y además dices cosas que se interpreten como ofensivas o subidas de tono [palabrotas], perderás por lo menos a un sector del auditorio y, en el peor de los casos, los convertirás en tus enemigos. Eso no tendría sentido.
Lamentablemente, decir la verdad no solo implica investigación exhaustiva, sino franqueza, honradez, coraje, plantarse en la realidad y otras cualidades de acero. Porque algunas personas podrían tener el sentido común inclinado hacia otra parte. Mientras Colón miraba hacia adelante, todos sus tripulantes miraban hacia atrás.
Bueno, ahora vemos que n i mi opinión ni tu opinión son lo mismo que el sentido común. El sentido común es el conjunto de pensamientos y sentimientos en los que coincidimos como grupo.
De ahí la importancia de pensar en función de "mente" y "corazón", "pensamientos"y "sentimientos", "lógica" y "emoción", "juicios" y "prejuicios", "cierto" y "falso", "correcto" e "incorrecto", "conveniente" e "inconveniente" y cualquier cosa que abarque todo el espectro de probabilidades.
Si digo [tal cosa], ¿cómo reaccionarían? ¿Qué podrían pensar y sentir? ¿Convendría decirlo de otra manera? ¡Nunca demos por sentado que piensan como nosotros! Es mejor ver las cosas como ellos las ven.
La clave consiste en demostrarles que tú puedes pensar como ellos, y sobre esa base, edificar su modo de pensar poco a poco para que comprendan lo que tú quieres que comprendan. Eso se conoce como " buscar un terreno común". De lo contrario, te parecerás al hombre con el hacha. Comenzará a filtrarse el agua y no habrá tapón, pegamento ni manos que valgan.
Y si se trata de una teleconferencia, dedica, además, un tiempo generoso a pensar en la imagen que proyectarás. No es por presumir, sino por pensar con empatia 'desde el otro lado de la camara'. También es un asunto de sentido común.